lunes, 9 de agosto de 2010

Casualidad o destino

3.- ¿Y mi cerveza? ¡Yo quiero cerveza!

El coche que venía a recoger a Arantxa había llegado… ella se subió como si su vida dependiera de ello, ni se dignó a despedirse de sus amados “amigos”.

Después del espectáculo de las agujas con sus gritos respectivos, la calma volvió a reinar… aunque ésa paz no iba a ser duradera… solo era como el ojo del huracán… la paz antes de la próxima tormenta…

Así que estábamos todos sentados en la mesa de la cafetería del camping…

-¿Que queréis para beber?- les preguntó el camarero

-¿Que hay para beber?- preguntó Raquel

-Naranjada y agua- dijo el camarero servicialmente

-¿NO hay cerveza?- preguntó Marc abriendo mucho los ojos

-No, nada de bebidas alcohólicas en el recinto- siguió diciendo el camarero

-¡¿QUE?!- dijo Marc alzando la voz –¡YO QUIERO UNA CERVEZA!-

-Las cervezas con o sin alcohol están prohibidas en todo el recinto- dijo el camarero

-Siendo así agua- dijo Marc aparentando serenidad, aunque con una mirada psicópata en su rostro, cuando el camarero le trajo el agua él cogió el vaso y le tiró toda el agua encima –el agua es sólo para los caballos…- dijo despectivamente y luego se levantó de la mesa y se dirigió hasta su cuarto

-Menudo día- dijo Esther que estaba sentada a mi lado –antes Arantxa con las agujas... ahora Marc con las cervezas, ¿que mas va a pasar?-

-no tengo la mas mínima idea de lo que va a pasar- dije

-supongo que Luis, Toni o Ana le van a decir alguna cosa por su comportamiento totalmente improcedente- dijo Bea

-Bueno... no tardaremos mucho a saberlo- dijo Juana mirando como Luis se levantaba de la mesa de los profesores y se dirigía hacia las habitaciones

-¿Que creéis que le dirá?- preguntó Mercedes

-No lo se…- dije, en ése momento volvieron Marc y Luis y se acercaron hacia el camarero, hablaron unos instantes con él. Luego el camarero se retiró y Marc le siguió y al poco rato apareció con un delantal negro puesto, una bandeja en la mano y una expresión de resignación… Cuando salimos todos de la estupefacción las risitas se hicieron oír, pero yo no me reí, no abiertamente -Por lo que veo le ha castigado a hacer de camarero estos dos días- comenté yo

-Pues siendo así, ¿por que no lo llamamos y que nos traiga las bebidas?- dijo Bea

-¿No es un poco raro hacer que un compañero nos sirva las bebidas?- dijo Maricel

-No… él se lo ha buscado- dijo Karen aún riéndose y lo llamó -¡Marc! ¿Podrías venir?-

-¿Qué es lo que quieres Carolina?- dijo Marc cuando se acercó con cara de pocos amigos

-1) es Karen no Carolina y 2) tráenos unas aguas, por favor- dijo ella entre risas

-Muy bien- dijo él –¿y tu no te ríes como todo el mundo?- me preguntó cuándo todas se echaron a reír menos yo

-No me gusta burlarme ni reírme de los demás- le respondí –se por experiencia propia lo que es que los otros se burlen de ti… ya sea en tu propia cara o en tus espaldas, con o sin motivos aparentes- dije, si quería entenderlo que lo hiciera… si quería darse por aludido que lo hiciera… porqué a mi ya no me importaba un bledo lo que ellos pensaban

Él sin decir ni una palabra se fue hacia la cocina en busca de las aguas y regresó, no dijo nada más y se volvió hacia su mesa a comer.

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