CAPÍTULO III
CIENTÍFICA A LA FUGA
La tía Mel me miró durante un par de segundos como si no entendiera lo qué estaba diciendo, unos segundos después pareció entender lo que estaba diciendo, entonces sin dudar se sacó su teléfono móvil del bolsillo y me lo tendió. Lo cogí y marqué el número que ya me sabía de memoria
-¿Por qué será?- me pregunté a mi misma mientras esperaba que me contestara, tuve que esperar un par de toques antes de oír su voz al otro lado de la línea, el alivio me sacudió durante unos segundos, aún no era demasiado tarde
-¿Qué pasa Ane?, te he dicho que no te preocupes todo está bien…- dijo su voz despreocupada en el otro lado de la línea -tengo que hacer un pequeño trabajo…¿Hablamos luego, ok?- me dijo disponiéndose a colgarme el teléfono
-No David, no es eso- le dije para impedir que colgara- escúchame, por favor, ten cuidado con ésa arma… va a estallarte en las manos… y… y…- dije intentando decir la palabra que se negaba a salir por mi boca, así que tuve que forzarme a mi misma a terminar la frase- va a matarte- dije al fin
-¿Matarme? Neeeeh olvidas que soy inmortal…- dijo quitándole hierro al asunto antes de seguir -de verdad, no te preocupes- hizo una pausa antes de seguir -además ésa arma que tú dices está desactivada…- hizo otra pausa como si al fin hubiera entendido lo que estaba intentando decirle -¡espera!¿cómo sabes de eso?¿no habrás visto mi futuro?- no respondí, así que él lo interpretó como un sí -Ane… escúchame bien… olvida todo esto, no hables a nadie sobre esto… y por último ten cuidado y no salgas de casa- hizo una pausa muy corta antes de seguir con su discurso telefónico -por ésta arma han muerto muchas personas y el próximo seré yo si no la destruyo…- dicho esto me colgó, aunque antes de que lo hiciera me pareció notar cierto nerviosismo en su voz. Sabía que era inmortal, pero también lo había visto morir en mi premonición. Sumida en mis pensamientos le devolví el móvil a la tía Mel.
-¿Todo bien?- me preguntó -¿sobrina?- añadió cuándo se percató de que sólo estaba en cuerpo presente, haciéndome volver a la realidad
-No lo sé…- le dije, sin explicarle lo que me había dicho mi hermano -eso espero- añadí pensando de nuevo en mi premonición
-mmm…- dijo ella pensativa -¿algo en lo que pueda ayudar?-
-eh, esto tía…- dije tanteando el terreno -David ha dicho que no hagamos nada- le expliqué, deseando interiormente que realmente estuviera bien -dijo que no me preocupara… pero…- me dije interiormente
-De acuerdo- accedió sin hacerme más preguntas sobre el tema y mirando alrededor -¿dónde está tu laboratorio?- intentando distraerme pero recordándome sin querer que faltaba poco para que transcurrieran las cuatro horas desde que lo había abandonado
-Mierda- murmuré mirando el reloj -tengo que irme, tengo algo que hacer- dije levantándome aún medio mareada -vuelvo enseguida tía Mel- dije poniéndome la mano en el bolsillo para sacar las llaves de mi coche, pero ella intentó impedir que me fuera
-De ningún modo- dijo levantándose también -David dijo que cuidara de vosotras así que no te dejaré ir sola-
-Quédate con las gemelas y Mimi- le respondí sin mirarla a los ojos, sabía que si lo hacía no podría irme -yo tengo que hacer esto- dije saliendo corriendo antes de que ella reaccionara.
Una vez saqué el coche del aparcamiento, me permití suspirar, sentía haber dejado a mi tía así pero no tenía permitido llevarla conmigo, sabía que David iba a enojarse por no haberme quedado en casa, pero tampoco podía permitir echar por la borda todo el trabajo de la mañana, así que me dirigí lo más rápido posible
Cuando llegué al laboratorio baje apresurada del coche y me dirigí hacia la puerta trasera, ya que en éstos momentos no había nadie en el laboratorio… fui hacia mi despacho cogí mi bata, y me dispuse a abrir todas las cerraduras de la puerta escondida que conducía hasta el sótano una a una, una vez lo logre bajé y saqué el frasco dónde había guardado el veneno, y empecé a añadirle todo lo que le hacía falta, unos minutos después había terminado, solo le faltaba añadir el último ingrediente, pero este se añadía precisamente antes de usarlo, así que cerré el frasco y lo guardé en la caja fuerte que tenía en el sótano para guardar los proyectos un poco más peligrosos. Una vez lo cerré, volví a subir las escaleras y cerré todas y cada una de las cerraduras, me quité la bata y salí del despacho cerrando la puerta con llave, para finalmente salir por la puerta trasera y cerrar la puerta y subirme al coche.
Salí del aparcamiento completamente sola, la carretera estaba desierta, pensé que era mucho mejor de ésta manera, así que encendí el reproductor mp3, y me dispuse a emprender el camino hacia casa por los caminos por los que normalmente hacía el recorrido hacia casa. Normalmente era un trayecto que me ayudaba a tranquilizarme. Al pasar por un cruce dónde había una pequeña arboleda vi cómo un coche salía detrás de mí, intenté mantener la calma, quizás solo era casualidad. Para comprobarlo me adentré en el recinto del puerto y el coche me siguió, definitivamente me seguía a mí, así que me adentré por calles y callejuelas hasta que pude despistarlos. Una vez me deshice del coche conduje hacia casa dónde me esperaba un poco mas de diversión, la tía Mel posiblemente enojada…
En llegar a casa aparqué el coche en el garaje, y me dirigí hacia la puerta principal y abrí la puerta, para encontrarme a la tía Mel en el recibidor dando vueltas en círculos, cómo una águila acechando a su futura presa, engullí silenciosamente cuando frenó sus pasos se cruzó de brazos y miró hacia mí.
-¿En qué estabas pensando?- me espetó, yo me encogí interiormente, suerte que era la tía Mel y no mamá, sabía que me esperaba una bronca pero sabía muy bien que mamá sería mucho más dura
-Yo…yo… tenía algo muy importante que hacer- respondí titubeante porqué no sabía exactamente que responderle
-¿Y qué era tan importante?- preguntó completamente seria… yo no sabía hasta que punto podía revelar lo que estaba haciendo en el laboratorio así que me limité a agachar la cabeza, volviendo a agradecer que fuera la tía y no mamá. Pareció entender porqué no le había contestado así que no volvió a preguntarme, aunque esto no me salvó de una advertencia/amenaza de su parte -la próxima vez te acompaño, aunque sea para esperarme afuera… aunque para ello tenga que obligarte- no hacía falta que me lo dijera ya lo sabía bastante bien que podría haber hecho que la trajera conmigo
-Ya lo sé que podías, por eso evité mirarte a los ojos… para que no lo hicieras- le expliqué, antes de dejarme caer en el sofá y ponerme a llorar, no por evitar la bronca si no porque estaba medio asustada, ella se sentó a mi lado suspirando
-Ok, no te diré nada más- me dijo mientras se sentaba, sabía que prefería dejarlo para David o mamá -pero no quiero que vuelvas a hacerlo- me dijo seriamente y me pareció ver un deje de amenaza en su voz, así que asentí lentamente antes de encontrar mi voz
-Tía, no lloro para que no me eches la bronca… es por algo que ha pasado- dije mientras seguía llorando, mientras pensaba que lo volvería a hacer si fuera necesario
-¿Y qué ha pasado?- dijo completamente desconcertada
-A mitad…camino…un coche desconocido…ha empezado…a perseguirme…he acelerado pero han acelerado…pero al final los he despistado…o eso creo…- dije entre sollozos mientras me abrazaba a ella
-Ya ha pasado- dijo intentando consolarme acariciándome la cabeza -¿estás segura de que no dieron con éste lugar?- asentí con la cabeza, así que ella prosiguió -entonces no hay de qué preocuparse- pero a mí no me parecía que no fuera motivo para no preocuparse así que seguí llorando aún angustiada
-Pero…¿Y si en verdad hay que preocuparse?- le dije yo -parecía como si me estuvieran esperando expresamente a mí-
-La mejor solución sería hacer una junta familiar y así decidir qué hacer- sugirió ella
-Si David hubiera regresado- dije intentar aserenarme -sabría qué hacer-
-Pero como no está… tendremos que esperar- dijo ella, ante la idea de que quizás no volviera me vinieron ganas de llorar de nuevo, pero cambió de tema rápidamente para evitarlo -¿qué tal si hacemos algo mientras esperamos?-
-No sé, no tengo ni idea de dónde escondieron los juegos las gemelas, si no es que quieras leer algún libro o preparar algún postre para amainar a…David- dije entre dientes, sabiendo que ni esto me salvaría de la bronca del siglo por ser imprudente
-Lo del postre no suena mal y… lo vas a necesitar- me dijo mirándome compasivamente mientras negaba con la cabeza -pero a mí no me gusta cocinar… así que mejor tú lo preparas todo y yo… superviso- puse carita de gatito abandonado pero sólo conseguí que sonriera mientras ambas nos dirigíamos hacia la cocina
Sabía que tendría que cocinar yo sola, iba a quejarme por eso, pero cómo estaba tan preocupada por David que unas imágenes medio borrosas pasaron por delante de mis ojos… en éstas imágenes él estaba en el almacén rodeado por hombres y una extraña lluvia de balas caía sobre ellos dándoles a todos pero también hiriendo a David, las imágenes no eran producto de mi imaginación… si no parecían ser fragmentos de la premonición que había tenido antes, medio confusa me tambalee, por suerte para mí la tía Mel estaba a mi lado y me sujetó para que no cayera al suelo y me ayudó a llegar hasta el sofá de la sala de estar
-¿Qué ha pasado?- me preguntó -otra premonición-
-David está en peligro- le dije a modo de respuesta, ella me miro otra vez seriamente
-Tú ve a la cocina y haz el postre y yo iré en busca de Dany… pero no quiera que salga nadie ¿entendido?- me preguntó
-Si- contesté simplemente -solo si es necesario- añadí interiormente
-Bien, te dejo al cargo, se responsable esta vez y no hagas nada imprudente esta vez ¿sí?- desvié la mirada por si acaso mientras ella proseguía -por cualquier cosa llámame- dijo para luego levantarse y dirigirse hacia la salida.